Siempre, acción de gracias

Incluso en los momentos más difíciles podemos estar agradecidos. Ninguna noche, por más oscura que sea, durará para siempre.  

Es evidente que mucho ha cambiado desde la pandemia. Ya no somos los mismos y el mundo, tampoco. Parece que cada año trae consigo nuevas dificultades y más retos que ponen a prueba nuestra fe, nuestra resiliencia y nuestra humanidad.

Gaza, los extremos movimientos sociales y políticos en Latinoamérica, la crisis migratoria en Estados Unidos, los anuncios de nuevas medidas que van en contra de nuestra conciencia, la violencia, la guerra de Ucrania y Rusia, la fluctuación de las monedas más poderosas y las previsiones negativas de los analistas nos han afectado. Incluso, nos han generado miedo. Y si no pánico, al menos incertidumbre por el futuro.

La pregunta es: ¿Tenemos hoy, precisamente en esta fecha, algo que agradecer?

Yo creo que sí.

El apóstol Pablo, uno de los más grandes referentes del cristianismo e innegable figura histórica (ya sea que se comparta o no el mensaje que transmitió), les pidió a los tesalonicenses “dar gracias a Dios en todo y en cualquier circunstancia porque eso es lo que se espera de quienes siguen a Cristo Jesús”.

Lo interesante es que cuando Pablo escribió esas palabras estaba siendo perseguido y había tenido que huir para salvarse de la muerte.

Muchos de nosotros hemos pasado o estamos viviendo dificultades, pero si miramos bien nuestras vidas nos vamos a dar cuenta de que tenemos muchos más motivos de los que creemos para estar agradecidos. El verdadero desafío no es encontrarlos, sino aferrarnos a ellos.

En un mundo que pierde la razones para creer, bien vale la pena tener esperanza, reavivarla y manifestarla a quien necesita una palabra sincera de aliento.

Por eso, hoy es un buen día para dar gracias. Y mañana también lo será.

Andru Polze,

The Agustin Agency